“El pasado es la clave para el futuro”: Investigación revela 200 años de erosión vinculada a incendios forestales en Laguna Coyanco

La Dra. Patricia Jana Pinninghoff, Doctora en Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción y Magíster en Ciencias del Clima por la Universidad de Berna (Suiza), lidera un proyecto que busca descifrar dos siglos de historia ambiental escondidos bajo la superficie de la Laguna Coyanco, ubicada entre las regiones de Ñuble y Biobío. Su meta es tan precisa como desafiante: entender cómo han evolucionado los procesos erosivos asociados a incendios forestales en este territorio, marcado por cambios de uso de suelo, intensificación agrícola y expansión forestal.

El estudio, financiado por un proyecto interno de iniciación en investigación de la Universidad del Bío-Bío, contempla dos años de trabajo y un presupuesto acotado —apenas tres millones de pesos—, pero abre una ventana inédita para comprender cómo el fuego ha transformado el paisaje y los suelos de la zona centro-sur del país.

La académica Patricia Jana, es además colaboradora del Doctorado en Ciencias con mención en Recursos Naturales Renovables de la Universidad del Bío-Bío (UBB). 

Una investigación que nace desde la observación territorial 

¿Cómo surge la idea de estudiar los procesos erosivos asociados a incendios forestales en la cuenca de la Laguna Coyanco?

Al llegar a la región de Ñuble, me di cuenta de que, más allá de los eventos climáticos tradicionales que he investigado en la Patagonia, acá estamos viviendo un cambio evidente en el régimen de incendios. Incendios más grandes, más seguidos y con impactos profundos en los ecosistemas. Los sedimentos lacustres son un archivo natural ideal para registrar esos efectos. Son como un libro que se va escribiendo capa por capa, año tras año. Esa capacidad de registrar el pasado reciente me llevó a proponer este estudio.

¿Qué hace tan relevante este sitio en particular?

Busco trabajar en lagunas pequeñas porque entregan señales más limpias y locales. Coyanco es una laguna que, si bien tiene plantaciones forestales en la cuenca, no está intervenida por actividades recreativas como el baño o actividades náuticas, por lo que sus sedimentos se mantienen intactos. Al extraer los núcleos, comprobamos que presentan laminación, lo que significa que el registro no está perturbado y podemos reconstruir de manera muy precisa los cambios de los últimos 200 años.

¿Por qué justamente 200 años?

Los últimos dos siglos concentran transformaciones profundas: el paso de paisaje agrícola a forestal, el aumento de incendios y un cambio de modelo productivo. Aunque me interesa avanzar hacia reconstrucciones de 600 o 700 años —donde podríamos ver incluso el bosque original previo a la colonización—, este proyecto permite establecer una primera línea de base.

¿Cuál es el vacío de conocimiento que aborda esta investigación?

Sabemos que los incendios aumentan la erosión, pero no sabemos cuánto, cuándo y por cuánto tiempo. Por ejemplo: ¿la mayor erosión ocurre al invierno siguiente al incendio? ¿Persiste por dos o cinco años más? ¿Qué indicadores sedimentarios responden de forma más clara? La idea es cuantificar esa dinámica y relacionarla con los incendios históricos registrados por CONAF.

Los sedimentos como archivo del pasado. ¿Por qué los sedimentos lacustres son un buen registro para reconstruir incendios y erosión?

Porque se acumulan de manera ordenada: lo más profundo es lo más antiguo. Allí encontramos partículas de carbón vegetal —producidas por incendios—, cambios en la composición mineral, materia orgánica y otros indicadores. A diferencia de los ríos, donde el agua no permite acumulación preservada, los lagos guardan esta información como un libro cerrado que debemos decodificar.

¿Qué aportes puede entregar el estudio para el manejo de ecosistemas?

Muchos. Entender cómo operaron los procesos erosivos en el pasado permite diseñar medidas eficaces de conservación. Por ejemplo, si sabemos que el mayor aporte de sedimentos ocurre en el invierno posterior al incendio, se pueden planificar intervenciones de corto plazo. Si el proceso erosivo dura cinco o diez años, las estrategias deben adaptarse a esa escala temporal.

El equipo detrás del proyecto

La Dra. Jana trabaja con investigadores del Departamento y con especialistas de la Universidad de Concepción. Participan la Dra. Patricia Arancibia (productividad primaria y clorofila en sedimentos) y el Dr. Gerardo Cabello (composición elemental), además de los académicos de la Universidad de Concepción Dr. Roberto Urrutia, Dr. Alberto Araneda y Dra. Denisse Álvarez, y de la Universidad de Lieja, Bélgica, la Dra. Nathalie fagel, expertos en interpretación de registros lacustres y logística de campo.

Su trabajo se articula también con el Doctorado en Ciencias con mención en Recursos Naturales, donde colabora en la línea de Cambio Global y participa en las asignaturas Fundamentos del Uso Sustentable de los Recursos Hídricos y Cambio Global.

¿Cuáles son las principales etapas del estudio?

Los hitos del proyecto se organizan en dos grandes etapas. Durante el primer año, el equipo realizó la extracción de núcleos de sedimentos desde la Laguna Coyanco, los describió y efectuó los análisis iniciales, junto con la datación mediante Plomo-210, una técnica fundamental para establecer la cronología precisa de los eventos registrados. A esto se sumaron estudios de materia orgánica, susceptibilidad magnética, composición elemental y el conteo de partículas de carbón, indicadores esenciales para identificar incendios y procesos erosivos. En el segundo año, el trabajo se centra en integrar e interpretar todos estos datos para reconstruir la historia de incendios y episodios de erosión en la cuenca, relacionándolos con información histórica y registros satelitales disponibles, con el fin de comprender cómo han cambiado estos procesos en los últimos dos siglos.

Desafíos científicos

Interpretar sedimentos nunca es lineal. A veces los indicadores no muestran lo esperado, y entender por qué es parte del desafío. “Si espero ver un aumento de titanio tras un incendio y no aparece, debo buscar qué ocurrió. Para eso usamos múltiples indicadores, desde clorofila hasta isótopos estables. La clave es integrar”, explica la Dra. Jana.

Mirando hacia el futuro

El equipo proyecta extender la reconstrucción hasta al menos 1.500 años, incorporar análisis de polen para reconstrucción de vegetación y cultivos históricos, y expandir la investigación a otras lagunas de Maule y del sur, donde aún hay ecosistemas lacustres adecuados.

Un mensaje para comprender el vínculo entre incendios, erosión y ambiente ¿Qué mensaje le gustaría transmitir?

“El pasado es la clave para el futuro. Toda estrategia de conservación, restauración o manejo del territorio debe partir entendiendo qué ocurrió antes. Solo así podemos decidir qué queremos recuperar, cómo hacerlo y hasta dónde queremos llegar”.

Fuente: https://www.cienciaenchile.cl/el-pasado-es-la-clave-para-el-futuro-investigacion-revela-200-anos-de-erosion-vinculada-a-incendios-forestales-en-laguna-coyanco/

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